miércoles, 26 de octubre de 2011

CARTA DE UN NIÑO ASESINADO


Aunque tú no quisiste que naciera, yo no puedo dejar de decirte mamá.
Te escribo desde el cielo, para explicarte lo feliz que yo estaba desde
que comencé a vivir en tú vientre...Deseaba nacer, conocerte y pensaba
que algún día llegaría a ser un hombre de bien.

 Soñaba con ir a la escuela y ser un hombre importante.
Creía que cuando cumpliera los nueve meses de estar junto a tú corazón
y naciera, todos se iban a alegrar en casa con mi llegada.
Pero tú no pensabas igual que yo...¿verdad mamá?
y un día cuando yo estaba contento jugando en lo más recóndito entrañas
sentí algo extraño...que no sabría explicarlo...algo que me hizo temblar.

Sentí que me quitaban la vida...Yo quise defenderme... pero la muerte,
con su implacable y metálica voz, me sorprendió, cuando en tú vientre
jugaba tan contento y solo pensaba en nacer para adorarte.

No comprendía quién me quitaba la vida, dime, mamá...
¿Quién sabia que estaba ahí?...¿Quién fue mamá, quién?
¿Donde estabas tú que no me defendiste?
No se lo que llegue a pensar...perdóname, pero por un momento la duda
pasó por mi mente y creí que tú sólo habrías podido hacerlo.

Perdona mi mal pensamiento.
¿Cómo iba yo a comprender que una madre mataría a su hijo,
cuando en la casa no estorban ni el gato, ni el perro, ni el televisor?

Mamá, Se que hay madres que matan a sus hijos antes de nacer.
Madre ¿cómo pudiste matarme?...¿Cómo es posible que hiciste tal cosa conmigo?
Hubiera podido ser un buen hijo y un buen padre, pero tú me lo negaste todo.

Ayer hablando con Dios, le pedí que por favor me dijera la verdad.
EL me abrazo con cariño y me dijo muchas cosas...
Palabras maravillosas y alentadoras que jamás escuché;
las mismas que siempre soñé con escuchar en tus labios de madre,
cuando todavía esperaba que me arrullaras en tus brazos.
Me dijo también que sólo Él es el dueño de la vida
y que nadie tiene derecho ni poder para quitarla.

Antes de despedirme de tí voy a pedirte un favor:
Que esta carta se la leas a tus amigas y a las futuras mamás
para que no cometan el monstruoso error que tú cometiste conmigo.
Te envío todo el cariño que hubiera querido darte con la vida
y te pido que reflexiones y te arrepientas de lo que hiciste
con tu hijo que nunca nació.

Jossep Puig

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