Para comprender al otro es necesario amarlo.
No es suficiente quererlo, porque el cariño puede ser una forma engañosa del egoísmo. El que ama mira al otro, conoce sus posibilidades y sus carencias.
El que no ama sólo se escucha a sí mismo y sólo se preocupa por sus problemas.
El que ama escucha al otro, esta pendiente de sus problemas y vive alegremente,
porque jamás se arrepentirá de amar. Si amamos, el amor hará morada en nosotros
e inundaremos nuestro corazón de paz..
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