Cuando la puerta de la felicidad se cierra,
otra se abre sólo que a veces no la vemos, porque nos quedamos paralizados
frente a la que se cerro.
No sabemos lo que tenemos
hasta que lo perdemos,
y otras veces no sabemos
lo que nos hemos estado perdiendo
hasta que lo encontramos.
El amor llega a aquel que tiene fe y espera,
aunque lo hayan decepcionado.
A aquel que aun cree y sueña,
aunque haya sido traicionado...
A aquel que todavía anhela amar,
aunque antes haya sido lastimado.
Y por sobre todo llega al que tiene el coraje y la fe
de seguir amando sin ser recompensado.
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