que ha interpretado con intuición insuperable
la instancia de liberación del hombre moderno,
el que ha descubierto la necesidad
y la exigencia profunda y urgente
de la simplicidad y el deseo perenne de éste
de retornar a la creación pura
tal ha salido de las manos de DIOS.
Como hombre y como santo...
Francisco es más importante y precioso
para la historia cristiana
que cualquier mensaje que puede llegar
de él hasta los hombres de hoy,
a ochos siglos de su nacimiento.
Si un mensaje de esperanza y de amor
surge todavía de su lección de vida,
y de su experiencia de fe,
es sólo un aspecto de aquella elección
y experiencia mística que lo transformó
en un icono del cristianismo
La fe de Francisco no es abstracta,
es fidelidad concreta tesonera hacia DIOS
a través de la fraternidad con todos los hombres,
hermano de tú a tú dándose sin condiciones,
antes de exigir que el otro lo sea.
La riqueza interior y existencial
de aquel hombre y de aquel creyente,
que mantiene todavía viva la fascinación
de su palabra de profeta y poeta
han atravesado los siglos
y nos seguirá mostrando con un radicalismo total
el Cristo de la cruz hasta el fin de los tiempos.
Gustavo Manuel
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