Una y mil veces hemos caído
y nos hemos levantado,
y hemos vuelto a caer.
Las caídas socavan el habito virtuoso,
acentúan la inclinación al mal,
hieren y debilitan.
Pero a pesar de nuestra condición
no somos una cosa perdida.
Hoy es tiempo de rectificaciones.
De comenzar de nuevo.
El Señor nos da ahora mismo,
otra nueva oportunidad.
Nos llama a renovar
nuestro corazón.
A barrer de el toda carroña,
he implantar la pureza
la piedad y el amor
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