La conciencia moral da origen
a las mejores acciones
y a las peores perversidades.
Es fuente de paz y de dicha,
como de odios y de violencia.
Cuando se la quiere silenciar,
convierte al hombre
en juguete de fuerzas incontrolables
y lo empuja sin tregua
a los más espantosos horrores.
Una conciencia violada,
produce remordimientos,
genera un sentimiento
de trastorno insoportable,
y agota al individuo
en un espantoso torbellino.
Sacude el alma,
produce un dolor profundo,
e invade la psiquis
dominandolo todo en la vida
del individuo.
H. BARUK
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