Los puentes son
como las personas;
su importancia se valora
cuando ya no están,
o cuando están rotos
y no se los puede usar.
Atravesándolos,
uno siente que, de algún modo,
lleva un mensaje al otro lado.
Todos podemos ser puente:
Todos podemos ser puente:
para alentar el encuentro,
para superar aflicciones,
para estimular el perdón.
Ser puente a veces cuesta,
pero la gratificación es maravillosa
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