Cuando muere triste el día
y el paisaje entre la bruma
lánguidamente se esfuma
tras la vaga lejania,
en muda melancolía
conmigo a solas medito
hundido en el infinito
la mirada vigilante.
De mi conciencia aterrada
entonces escucho el grito.
Escucha alma las voces
de tu Divino Pastor :
que hoy te llama desde el cielo,
con gran piedad y amor.
No esperes a convertirte
cuando ya no tengas tiempo
mira que los años corren,
y se pasan como el viento.
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