Un joven tenía muy mal carácter...
Su padre le dio clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia,
clavara un clavo detrás de la puerta.
El primer día, clavó 37 clavos detrás de la puerta.
A medida que se aprendía a controlar, clavaba menos clavos.
Un día descubrio que era más facil controlar su genio que clavar clavos.
Y llegó el día por fin, que pudo controlar su carácter
Al contarle al padre, éste le sugirio que retirara un clavo cada día
que lograra controlar su carácter.
Los dias pasaron y el joven pudo anunciar a su padre que no quedaban más clavos
para retirar de la puerta...
Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta y le dijo...
Has trabajado duro, hijo mio, pero mira todos esos hoyos en la puerta..
Nunca más será la misma...!!
Cada vez que pierdes la paciencia, dejas cicatrices como las que ves aquí
Puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero la cicatriz perdurará .
Una ofensa verbal es tan dañina y aún más, que una ofensa física"
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