viernes, 2 de septiembre de 2011

NUNCA ES TARDE



Toda persona necesita del perdón.
Todos ofendemos a alguien
y para tener la paz necesitamos
aceptar la culpa, pedir perdón
y reparar la falta cometida.
Sentirse culpable puede ser positivo
si nos lleva a reflexionar y a buscar remedio.
Sentirse habitualmente inocente de todo
y repercutir la culpabilidad sobre los demás
 suele ser síntoma de la eficiente acción del orgullo.
Perdonar y pedir perdón son cosas
que a veces van muy unidas.
La vida es demasiado corta para tener atormentado
el corazón con un dolor.
 Sentirás la tentación de revivir tu ofensa,
pero debes superarlo y perdonar.
Además, muchas de las ofensas son imaginarias,
y otras están magnificadas.
Sea lo que sea,
y sea con quien sea, enfréntate a ello.

Busca la ocasión de curar esa herida.

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