jueves, 16 de septiembre de 2010

NARCISO BELLO


Los egocéntricos presentan actitudes
y conductas arrogantes, imperiosas, pedantes y altaneras
Quien profesa la egolatría practica un culto,
una adoración y un amor excesivo de sí mismo.

En psicología, el egocentrismo es
una exaltación de la propia personalidad,
auto-considerándose como centro de la atención de los demás.
El egocéntrico o la egocéntrica, atiende desmedidamente
sus propios intereses antes que ocuparse de terceros,
si es que lo hace.

El problema fundamental que sufren los ególatras
es que miran la realidad a través
del cristal de la propia "infalibilidad".

Para ellos, los demás deben aceptar
sus puntos de vista y generalmente
no aceptan estar equivocados.

Tienen una marcada tendencia
a menospreciar a las personas
y son hipercríticos de quien piense o actúe diferente
a su forma de comportarse.

Sus opiniones y sus intereses
son lo más importante en la vida
y todos los seres que le rodean
 deben supeditarse a ellos.

Más que personas provistas de una necesaria
y adecuada autoestima, los egocéntricos manifiestan
una exagera grandiosidad y pretenden considerarse
admirados al menos, cuando no adulados.
Esta circunstancia los hace vulnerables,
porque los aduladores pronto se dan cuenta
que una forma de manipular a los ególatras
es sugiriéndole ideas como si fueran
sus propios pensamientos.

Pensando que nunca pifian
y siempre tienen la razón,
no son aptos para profundas reflexiones
y no escuchan lo que se les dice o advierte.

Por ello, cometen graves errores a lo largo de su vida
y poco a poco, de grandilocuentes
se van quedando solitarios,
conviviendo con su propia "grandeza"
y algunas fantasías de supuestos éxitos,
de poder o de excepcionalidad.

En las relaciones personales,
los egocéntricos o egocéntricas
se comportan como aprovechadores.

Sus cónyuges, hijos y entornos íntimos
deben subyugar sus proyectos de vidas a ellos.
Igual ocurre en el ámbito laboral,
siempre usarán a los demás
para alcanzar sus propósitos.

Cuando cometen evidentes faltas o un traspié,
no lo reconocerán y ante los comentarios
dirán que los envidian.

Así construirán una "realidad" de perfección
donde los otros tendrán la culpa de sus desatinos.
Al ser "especiales" y "únicos"
presentan actitudes y conductas arrogantes,
imperiosas, pedantes y altaneras.

La terapia conductual en grupo es una alternativa
 para estos casos porque les permite reconocer
los problemas de otros y coadyuvar en su solución.

Además comienzan a escuchar a las personas
en lugar de hablar todo el tiempo de sí mismos.

La dificultad radica en que el egocéntrico
o la egocéntrica en muy contadas ocasiones
aceptarán acudir por ayuda porque quienes
se lo propongan.nunca tendrán la razón.

temas psicologia gessen

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