En un mundo donde se rinde culto a lo joven y bello,
los ancianos son percibidos como seres enfermizos,
caprichosos y una verdadera carga social..
En ellos, la soledad, el abandono y la pobreza,
tienen un impacto desproporcionado y debilitante,
que dan inicio a un proceso de deterioro progresivo,
que termina con la salud y la vida de los ancianos..
Otro elemento que se agrega a la lista de humillaciones
y vejaciones que sufren las personas de la tercera edad,
es el maltrato, que no es sólo familiar, sino que también
se produce en geriátricos, hospitales y hasta en la vía pública..
Este maltrato social reposa en la desvalorización de la vejez,
en el que los ancianos son desechos humanos sin derechos.
Si no se revierte este orden social, vamos camino,
hacia una catastrofe social de gran magnitud..
Roberto Reyna
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