La realidad de un hombre depende
de su ser interior y de sus circunstancias.
Las cosas van o vienen, de acuerdo al punto
en donde estemos situados.
Esto, de algún modo, significa
que una parte de nuestra realidad
depende exclusivamente de nosotros.
Y es precisamente sobre esa parte
donde debemos actuar.
Poco podremos, posiblemente,
hacer sobre el entorno y las circunstancias.
Pero sí podemos situarnos
en una posición más favorable,
haciendo que esos factores confluyan
hacia nuestro bienestar.
No dejemos de hacer lo mejor
para nosotros y para quienes nos rodean.
No aceptemos el destino así, como viene,
dejando que mueva nuestra vida a su antojo.
Explotemos al máximo esa porción
que depende exclusivamente de nosotros.
Seguramente descubriremos una nueva realidad...
Una realidad que se ajusta a nuestra medida...
Una realidad hecha, en gran parte,
por nosotros...y para nosotros...
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