viernes, 12 de noviembre de 2010

REFLEJOS





No te acuestes nunca sin haber pedido perdón
y sin haber perdonado.
El resultado será que en paz te acostarás
y asimismo dormirás y tu sueño te sustentará.

Si no hidratas la piel de tu rostro, se marchita.
Así, si no oras, tu alma se reseca.
Pero a medida que confías en Dios,
el afán y la ansiedad desaparecen,
y aprendes a reposar y esperar en el Señor.

Cuando alabas a Dios
y vuelves a El tus pensamientos,
cuando te olvidas de ti mismo,
sin egoísmo en tu corazón,
quedas libre para que Dios
ponga en ti su gozo.

Así como en lo físico
no puedes vivir sin alimentos,
tu alma necesita el alimento
de la Palabra de Dios.
Cuando te alimentas con la Palabra,
la debilidad y la confusión desaparecen.
Serás como árbol plantado
junto a corrientes de agua.

Con la Fe te protegerás
de las inclemencias de la vida,
mirarás por encima de las circunstancias
y pasarás victoriosa en medio de las pruebas.

A través de ti, Dios moverá montañas
y alcanzarás a otros para gloria de Dios.
tu alma se mantendrá limpia y tu corazón será puro.
Te saciarás de bien, de modo que te rejuvenezcas
como el águila.



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