Del mismo modo que ríos y lluvias
no cambian el sabor del mar,
así el infortunio no cambian
el espíritu del hombre bueno..
Este permanece inmutable
y todo lo supera con serenidad..
La divinidad no mima al hombre bueno,
si, lo prueba, lo endurece y lo prepara
para su encuentro definitivo con ella...
SENECA
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