A veces estamos perturbados
y confundidos ante el dolor y la injusticia,por eso exclamamos que
"¡Ya estoy harto de esta vida!”
dando rienda suelta a nuestra queja
y desahogando la amargura de nuestras almas.
Cuando todo es caos y desorden,
pensamos que las sombras se quedarán eternamente.
Buscamos explicaciones, algo que justifique el por qué
de eso que estamos viviendo.
Y al no encontrar respuestas,
creemos que estamos siendo castigados
o que hemos sido olvidados por nuestro Creador.
Por más hondo y profundo que sea tu dolor
y haya sido la caída causada por la herida,
debes recordar que Dios no ha terminado contigo.
Él nunca se olvida de nosotros,
porque su amor es profundo e incondicional.
Aguarda con paciencia y perseverancia
los designios de DIOS para tu vida.
No te rindas, sigue luchando y creyendo,
porque DIOS nunca deja su obra inconclusa
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