lunes, 31 de julio de 2017

y el almendro floreció...



Dije al almendro:
háblame de Dios, y el almendro floreció.

Dije al sueño:
háblame de Dios, y el sueño se hizo realidad.

Dije al pobre:
háblame de Dios, y el pobre me dió su abrigo.

Dije al amigo:
háblame de Dios, y el amigo me dió un abrazo.

Dije al niño:
háblame de Dios, y el pequeño me sonrió.

Dije al ruiseñor:
háblame de Dios, y el ruiseñor me cantó.

Dije a mi madre:
háblame de Dios, y mi madre me besó.

Dije a la voz:
háblame de Dios, y la voz no encontró palabras.

Dije a Jesús:
háblame de Dios, y Jesús rezó el Padrenuestro.
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Nikó Kazantzakis

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