Crecí en un pequeño
pueblo de Irlanda.
Tuve una infancia solitaria,
a pesar de los cuidados
de mi madre y de mis abuelos.
Nunca conocí a mi padre.
El nos abandonó cuando
yo era muy pequeño.
De joven fui monaguillo
en la Iglesia de mi pueblo
y eso nunca se olvida.
Cuando paso por una Iglesia
siempre entro a rezar.
Fue la oración constante
la que me ayudó a enfrentar
la muerte de mi esposa
y la de mi hija de 41 años.
Fue en la oración donde
pude encontrar la fuerza
para ser un buen padre
y un mejor ser humano.
Mi fe en Dios me acompañó
siempre en los momentos
más dolorosos de mi vida.
No he aprendido matemáticas
en el colegio de los Hnos Cristianos,
pero he adquirido el tesoro de la Fe,
el que me acompaña en todas
las cosas que hago en la vida...
Pierce Brosnan