Grande eres, Señor,
y digno de alabanza.
Y pretende alabarte
un hombre que es pequeña
migaja de tu creación.
Un hombre que lleva
a flor de piel sus pecados
y el testimonio de que Tú
resistes a los soberbios.
Y eres Tú mismo quien
estimula a este hombre,
porque nos has hecho para Ti,
y nuestro corazón está inquieto
hasta que descanse en Ti...
SAN AGUSTIN DE HIPONA
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