El dolor profundo excita
nuestro apetito sagrado..
La carne desilusionada
no siente más que desdén
por las cosas de aquí abajo,
y no busca otro gozo
que los que hay
en las altas cumbres
de la espiritualidad..
de la espiritualidad..
Las creencias adormecidas
despiertan ante el ataque
del aguijón sagrado
del sufrimientos y el dolor..
Nuestras facultades se activan,
la plegarias se profundizan,
la voluntad toma conciencia de si misma,
y crece la confianza en la bondad
y en el amor de un Dios providente...
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