Chileno. moría de cáncer hace más de 50 años, siendo muy joven.
Era un tipo normal, clase media, carácter fuerte…
Siempre sonriente, incluso cuando sabía que un cáncer
se lo estaba llevando.
Descubrió a Dios en los rostros de los pequeños
...y pobres de su país, y de ahí surgió su vocación.
Poseído de Dios no se reservó nada para sí mismo…
El “patroncito”,como le llamaban los niños de la calle
y los obreros,marcó a una generación entera
a la que puso en contacto con Dios.
Cambió sus vidas. Muchos optaron por vivir radicalmente,
instalarse en una población pobre para servir
a quien lo necesitaba, otros entraron de lleno en la política,
algunos acogieron en su familia a niños abandonados
y lucharon por sacar adelante a los marginados
Un grupo extraordinario dispuesto, como él decía,
a "dar hasta que duela"! Un “contemplativo en la acción”,
un hombre capaz de mirar su tiempo desde la fe
y descubrir en los acontecimientos la llamada de Dios
a "poner el amor en acciones más que en palabras"
.De allí sus palabras: “El pobre es Cristo”.
Fue un cristiano auténtico y un místico de la acción social.
Si hoy pudiera hablarnos, estoy seguro que diría:
“¿para qué os preocupáis tanto por asegurar la vida?
La vida es para regalarla. Se puede ser feliz con muy poco.
Lo único importante es hacer feliz a los demás”.
“Este mundo tiene necesidad de gente joven
que en vez de acumular títulos y privilegios,
se lance a interrogarse ¿qué quieres DIOS de mi?’.
Más que profesionales el mundo necesita
hombres y mujeres que amen”.
Estoy seguro que desde el cielo nos está diciendo algo así…
lo que no se muy bien es qué responderemos…
a nuestro querido Jesuita...
San Alberto Hurtado