El ser humano tiene una inmensa capacidad para evadirse.
Aunque esto puede cumplir una función positiva en situaciones amenazantes, también suele conducir a serias complicaciones.
La evasión cumple la función de actuar como mecanismo de defensa.
Se presenta cuando una persona siente algún tipo de conflicto
(agobio, temor, culpabilidad...) con respecto a una situación determinada
y actúa como si ese conflicto no existiera.
Es una paradoja que permite a la persona continuar con su vida
sin tener que gestionar la situación conflictiva. Inconscientemente,
cree que al ignorarla no tiene necesidad de enfrentarla.
La forma más común de evasión es el consumo de drogas.
En ocasiones la persona consigue evadirse sin necesidad del consumo
de una sustancia química. Hay individuos que han desarrollado habilidad
para desconectar de su realidad viendo televisión, navegando por Internet,
comiendo y practicando el sexo.
Se puede decir que para este tipo de persona es irrelevante con quién se tienen relaciones.
Lo importante es tener la oportunidad de evadirse y olvidarse de su cotidiana realidad.
Por ello, cuanto más acusada es la necesidad de evasión, mayor será la compulsión hacia el sexo..
En cualquiera de los casos, la persona experimenta un conflicto y casi de forma automática
busca sexo para evitar enfrentarse a dicho conflicto, para evadirse...
Obviamente, en la medida en que esta situación se repite, el grado del problema es mayor.
La gran paradoja, es que si al principio la persona actúa para eludir una situación problemática,
al no hacerle frente, lo único que consigue es complicarse la vida aún más.
Perez Borras Zubieta.
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