Què indefensos
nos encuentra
a veces la hora
solemne del dolor..
Llega de repente
y entra en nuestras
casas sin permiso..
Es un mensajero
enviado de lo alto,
un severo pedagogo
un buen maestro
que viene a enseñarnos
que no hay vida
humana sin dolor..
Y saber sobrellevarlo
es el arte màs difìcil
e importante que
debemos aprender..
En la hora de dolor,
Dios recrea al hombre
en su miseria y le cura
de todas sus heridas..
De nosotros depende
que el dolor nos haga
mejores o peores,
pequeños o màs grandes,
sabios y màs fuertes,
o eternamente
unos desdichados...
Paul W, Von Keppler
Obispo de Rottenburgo